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Construir confianza siempre es ganar


"Generalmente nos ganamos la confianza

de aquellos en quienes ponemos la nuestra"

Tito Livio

¿Cuántas veces nos hemos cruzado con gente desconfiada? Personas que creen que cualquiera puede fastidiarles y viven con un profundo sentimiento de amenaza ante cualquier circunstancia. Que suelen buscar adeptos a su causa, generando aún más desconfianza en el entorno, y por tanto, ese entorno se va tornando cada vez más denso y tóxico...

La confianza es una condición necesaria para construir relaciones humanas sanas y se basa en dos aspectos fundamentales de la persona:

- Por un lado tiene que ver con su carácter, cuáles son las intenciones y cuál es la integridad de la persona. Esto engloba todo lo relacionado con la transparencia, la honestidad, la sinceridad, su autenticidad,...

- Por otro lado está la competencia que esa persona demuestra tener, y esto tiene que ver con sus capacidades y resultados, es decir, su credibilidad, experiencia, reputación, conocimientos, habilidades,...

Pero la confianza también es una cuestión de actitud, de nuestra actitud con los demás. Y esto quiere decir que a veces debemos dar el paso, confiando en los demás y haciéndonos confiables para los demás. Aquí es donde muchas veces debemos soltar esa necesidad de controlarlo todo y debemos dejar que las cosas fluyan. El control excesivo es una señal de desconfianza, que mina la autonomía (y la autoestima) de los que nos rodean. Es dar un mensaje de superioridad que, tarde o temprano, genera rechazo y conflicto. En cambio, el control debe servir como validación de que todo se ha hecho como debía y que, en caso de que algo no cumpla con el estándar previsto, buscar la posibilidad de aprender del error y rectificarlo.

La confianza genera comunicación abierta y aprendizaje en conjunto. Es el camino de la excelencia, de aprender a manejarnos en espacios donde existe crecimiento personal y profesional. Y eso genera compromiso, seguridad, sentimiento de pertenencia y, en definitiva, le da sentido a lo que hacemos, porque se comparten unos valores y unos objetivos.

En un entorno de confianza, el error es fuente de aprendizaje. Mientras que en un ambiente de desconfianza el error está penalizado y es fuente de descrédito.

Dicen que la única persona que nunca se equivoca es la que nunca hace nada, por eso penalizar el error es un error, que paraliza la innovación, genera miedos y cierra la comunicación... generando un círculo vicioso en el que nadie gana y todos pierden.

Dar confianza implica ser generoso, arriesgar un poco a cambio de mucho. Implica abrirnos a nuevas posibilidades y a aprender de los demás. Salir de nuestro mundo y construir algo más grande en conjunto. Y yo confío en que eso vale la pena...

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